Interpretación de los resultados en recomendaciones

Las superficies grandes a bajo contraste, como edificios, llevan información importante para el movimiento, mientras que los detalles a un contraste alto son presentados en los letreros de las calles, en textos impresos, calicaturas y algunas fotos. En la vida de un niño joven, la información importante está presente a niveles de contraste bajos e intermedios hasta que empiezan a aprender las letras.

La sensibilidad a niveles muy bajos de contraste y a frecuencias espaciales bajas, lo cual es medido en estudios científicos, no es tan importante como evaluar a niveles de contraste intermedio. Esto es muy parecido como oír, donde no es importante saber el tono más alto percibido (comparable a valores de agudeza visual) sino cual es la función en las frecuencias intermedias donde la información relacionada con el habla está localizada. Similarmente, la comunicación visual esta localizada en frecuencias intermedias, por ejemplo los valores de agudeza visual en ambos tamaños de 0.1 (20/200, 6/60) y niveles moderadamente bajos de contraste (5% a 1.0%).

El contraste debe ser considerado en las funciones diarias tales como comer: la comida de color claro es puesta en platos oscuros, la comida de color oscuro en platos claros, un vaso coloreado es mejor que un vaso claro para tomar agua y un portavasos pequeño en un color contrastante ayuda a la localización del vaso en la mesa. A medida que un niño crece, limpiar el polvo, planchar, cocer y el trabajo de madera tienen importante detalles a bajo contraste.

Los niños y adultos con baja sensibilidad al contraste tienen dificultades para ver información de bajo contraste en el ambiente: escaleras cuando las usan para bajar, bordes, superficies desiguales en la calle, caminos en blanco, o en arena muy oscura o nieve en un día nuboso. Un niño con una agudeza visual casi normal a altos contrastes pero una pobre sensibilidad al contraste puede necesitar usar técnicas de bastón largo para mejorar la movilidad independiente. Valores bajos de sensibilidad al contraste de un niño deben hacernos mirar alrededor en el ambiente y mejorar el contraste de puntos de referencia que el niño usa (normalmente distintos a los usados por un adulto).

Si la persona/o niño se queja de pérdida de visión, las pruebas de bajo contraste pueden revelar el tipo de pérdida de visión (Figura 6.A). Por otro lado, es importante saber que hay niños y hombres con retinoquisis media que tiene una agudeza visual moderadamente baja (0.2, 20/100, 6/30 a 0.4, 20/50, 6/15) pero una sensibilidad al contraste normal a agudezas visuales bajas (Figure 6.B).

Figura 6.A

Figura 6.B

Figura 6.A. Un cambio de dos líneas en la agudeza visual debido a una catarata incipiente aún se encuentra en el rango normal y no explica la queja de una visión mala. Sin embargo, la medida a un contraste de 2.5 si lo hizo: el cambio fue de seis líneas (de 0.4 a 0.1 de 20/50 a 20/200, de 6/15 a  6/60). Curvas de sensibilidad al contraste  de una persona con retinosquicis media. Los dos valores marcados C fueron medidos con la prueba de bajo contraste Cambridge.

El hombre cuya curva de sensibilidad al contraste está en la figura 6.B ha tenido la misma agudeza visual de 0.2 (6/30, 20/100) desde que tenía 8 años de edad, ha cumplido bien el servicio militar normal y también funciona bien cuando maneja. A la edad de 45 años cuando su visión fue examinada para renovar su licencia de conducir, él había conducido más de 1.5 millones de kilómetros (1 millón de millas) sin accidentes o multas. Él es una prueba viviente que la  agudeza visual a un contraste completo por sí sola no representa la calidad de la visión para desempeñarse bien al conducir.

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